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La Sección de Aviación Civil de la ITF reivindica medidas para enfrentar las repercusiones del COVID‑19

Noticias 06 Apr 2020

La aviación está luchando por su supervivencia durante la pandemia del coronavirus (COVID-19). No podrá ganar esta batalla por sí sola. Debemos adoptar ya decisiones audaces que definan el futuro de la industria y las vidas de millones de pasajeros y trabajadores y trabajadoras de la aviación.

La industria de la aviación emplea directamente a unos 10,2 millones de personas en todo el mundo. Las cadenas de suministro y los sectores conexos que prestan servicios al sector aéreo —o dependen de este— proporcionan 65,5 millones de empleos.

La capacidad de vuelo ya se ha desplomado en más del 40 %. Tres meses de restricciones con una recuperación gradual más adelante en 2020 podrían costar a las aerolíneas 252.000 millones de dólares, lo que supondría una caída del 44 % de los ingresos por pasajeros con respecto a 2019.

Esta crisis se sustenta sobre muchos de los problemas que llevan décadas perjudicando a la industria, a saber:

  • el exceso de oferta de vuelos de bajo costo;
  • la desregulación y la consolidación;
  • la subcontratación y la fragmentación de la mano de obra;
  • la priorización de las recompensas a los accionistas y la remuneración de los ejecutivos;
  • el deterioro de los salarios, las condiciones laborales y la salud y seguridad.

La aviación estará en el centro de la recuperación económica y social de la pandemia. Es el único sistema de transporte verdaderamente mundial, ya que mueve sectores enteros de la economía y muchos aspectos del comercio mundial. Millones de trabajadores y trabajadoras de la cadena de suministro de la aviación tendrán que volver rápidamente al trabajo para satisfacer el futuro repunte de la demanda. Debemos mantener, proteger y enriquecer los empleos del sector aéreo hoy para reconstruir la economía y la sociedad el día de mañana.

La aviación depende de la planificación a largo plazo. Años antes de que la demanda de capacidad adicional se materialice, es preciso capacitar a los futuros pilotos, tripulaciones de cabina y demás trabajadores, mejorar las flotas de aviones y construir las infraestructuras. Las decisiones y los compromisos que hoy pueden parecernos demasiado ambiciosos serán probablemente recordados como modestos, funcionales y necesarios.

Si no se invierte adecuadamente y no se garantiza la seguridad financiera de la industria durante esta crisis, se pondrá también en peligro la lucha contra el cambio climático que seguirá a la crisis. Las nuevas flotas de aviones pueden reducir en un 40 % las emisiones de carbono. Es vital invertir hoy en el futuro de la industria y de nuestro clima.

La única solución es que los Gobiernos asuman el liderazgo frente a este enorme reto, en estrecha cooperación con los empleadores y los sindicatos.

La ITF insta a los Gobiernos a negociar con los sindicatos para:

1. reconocer la aviación como un bien público, que merece una estricta gobernanza, reglamentación y supervisión, planificación, inversión y, cuando proceda, propiedad pública;

2. establecer e implementar un nivel mínimo de conectividad de los transportes, utilizar las prohibiciones de viaje solo como último recurso y excluir las operaciones de carga aérea de cualquier restricción de viaje;

3. establecer órganos nacionales de aviación tripartitos —integrados por representantes de los trabajadores, del Gobierno y de los empleadores— para elaborar estrategias, coordinar las respuestas financieras y de inversión, planificar el suministro de mano de obra y supervisar todas las operaciones de aviación;

4. ampliar inmediatamente los derechos de licencia por enfermedad, mantener los ingresos y ampliar las protecciones sociales a todos los trabajadores y trabajadoras —ya sean empleados formales, precarios o informales—, cualquiera que sea su situación contractual;

5. reducir la subcontratación y la externalización de los servicios y empleos aeroportuarios y, cuando proceda, ordenar a las autoridades aeroportuarias que gestionen o contraten de forma directa a todo el personal del aeropuerto —incluidos los trabajadores y trabajadoras externalizados y contratados a través de agencias— que presta servicios de asistencia en tierra, seguridad, limpieza y demás servicios aeroportuarios;

6. priorizar el uso de los aeropuertos por parte de las aerolíneas con mayor nivel de propiedad pública, a fin de mejorar la sostenibilidad financiera de los bienes públicos;

7. ofrecer paquetes de asistencia y ayuda financiera condicional a las aerolíneas, las autoridades aeroportuarias y las empresas de la cadena de suministro, en concreto a través de la exoneración de deudas, la demora en el pago de impuestos y derechos, y la propiedad pública de acciones;

8. acordar unas condiciones, si aún no están implantadas, para acceder a dichos paquetes financieros y de ayuda, incluida la recompra privada de acciones tras la recuperación de la industria, que:

  • protejan los salarios, las condiciones laborales y las prestaciones sociales de todos los trabajadores y trabajadoras de la aviación;
  • prohíban las recompras de acciones, las recompensas a los accionistas y la remuneración excesiva de los ejecutivos;
  • democraticen la propiedad y la gobernanza, en especial mediante la representación de los trabajadores y trabajadoras en los consejos de administración de las empresas;
  • respeten los convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) relativos a la libertad de asociación, la negociación colectiva, el trabajo forzoso, la discriminación y la salud y seguridad ocupacional de todos los trabajadores y trabajadoras;

9. limitar los niveles de beneficios para garantizar que se reinvierta en la reducción de la deuda, la modernización de la flota, la capacitación y formación del personal, y otras medidas que enriquezcan a las compañías; y

10. prohibir las recompensas a los accionistas, la remuneración excesiva de los ejecutivos y las recompras de acciones durante la crisis.

La ITF insta a los empleadores de la aviación a reconocer y negociar con los sindicatos para:

1. identificar los riesgos para la salud, los derechos y el bienestar de los trabajadores y trabajadoras, y elaborar e implementar respuestas en el lugar de trabajo;

2. proporcionar gratuitamente test médicos, tratamiento, capacitación, equipos e instalaciones para capacitar a todo el personal y a cualquier trabajador o trabajadora que realice cualquier tipo de servicio médico como resultado del COVID-19;

3. garantizar licencias retribuidas, en forma de subsidios por enfermedad o de paga de vacaciones, desde el primer día de baja, a todos los trabajadores y trabajadoras amenazados o infectados por el COVID-19, y proteger los salarios y la remuneración completa de todos los trabajadores y trabajadoras a través de medios diversos, establecidos de mutuo acuerdo mediante la negociación colectiva;

4. reconocer y ejercer su deber de diligencia para con todos los trabajadores y trabajadoras de su empresa y su cadena de suministro, proporcionarles empleos formales y directos en la medida de lo posible, y garantizar el cumplimiento de las obligaciones del traspaso de empresas para la mano de obra subcontratada cuando no sea posible el empleo directo;

5. poner fin a las formas de empleo precarias y atípicas en su empresa y su cadena de suministro para proteger la salud, la seguridad y el bienestar del personal y de los pasajeros;

6. mejorar la programación, los días de trabajo y las horas de trabajo para proteger los empleos, la salud y la seguridad de los trabajadores;

7. acordar unos niveles sostenibles de recompensas a los accionistas, distribución de dividendos y remuneración para los ejecutivos a medida que disminuya la amenaza del coronavirus;

8. garantizar que todos los trabajadores y trabajadoras puedan volver a su lugar de trabajo habitual en caso de que las medidas de contención locales o nacionales les impidan hacerlo económica o logísticamente;

9. proteger la privacidad y la información personal de los trabajadores y trabajadoras que se someten a exámenes y controles médicos y de otro tipo como parte de las respuestas a la amenaza del COVID-19, y compartir con los sindicatos cualquier dato que contribuya al proceso decisorio de la empresa; y

10. respetar los convenios de la OIT relativos a la libertad de asociación, la negociación colectiva, el trabajo forzoso, la discriminación y la salud y seguridad ocupacional de todos los trabajadores y trabajadoras.

Los Gobiernos y los empleadores también deberían colaborar con la ITF y los sindicatos a través de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) como foro apropiado para coordinar una respuesta internacional a la crisis y preparar a la industria para la recuperación de la economía mundial.

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