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La pesca es una industria muy rentable. Aun así, el trabajo del personal pesquero es precario, arduo y peligroso. De hecho, hoy en día se reconoce cada vez más que los pescadores y pescadoras desempeñan uno de los empleos más peligrosos del mundo.
No obstante, a pesar de los riesgos que afrontan a diario trabajando en las tan complejas y opacas cadenas de suministro mundiales que llevan el pescado del mar a la mesa, el personal pesquero y del sector de alimentos de origen marino de todo el mundo sufre abusos sistémicos de sus derechos laborales.