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Mensaje de fin de año del presidente de la ITF Paddy Crumlin

Noticias 08 Jan 2015

Deseo a todos los miembros, al personal y responsables de la Unión Marítima de Australia y la Federación Internacional de los Trabajadores del Transporte que las próximas semanas se conviertan en un pacífico y feliz tiempo de renovación. Esta pausa para la reflexión coincide con un momento de disfunción creciente tanto en Australia como en el mundo. Atrapados por la continua falta de confianza en la economía nacional e internacional, muchas compañías y gobiernos continúan apostando por las políticas de desgaste y culpando de la situación a las comunidades y a las organizaciones de trabajadores. En Australia, en concreto, el gobierno Abbott está demostrando su incapacidad para administrar la economía y para materializar la prosperidad nacional, que sólo podrá lograrse sobre la base de unas relaciones funcionales y cordiales con los trabajadores y trabajadoras que, junto a sus familias son quienes más se están padeciendo los efectos de la mala gestión económica.

Como sucede en el resto del mundo, algunos grupos empresariales han orquestado una campaña concertada y agresiva contra los derechos laborales en este país, acentuada por el derroche y la utilización ideológica de instrumentos obtusos como la Comisión Real sobre los Sindicatos, entre otros abusos parlamentarios y legislativos, utilizados para dañar al movimiento sindical, en lugar de pedir cuentas por el reducido número de abusos cometidos. Esta utilización subjetiva del gobierno viene de la mano de un ataque generalizado a la industria australiana y servicios afines, como la navegación costera, la adopción de mecanismos para introducir mano de obra migrante con normas laborales muy inferiores, a través de visas migratorias, abusos parlamentarios y la proliferación de Visas 457, que se prevé se multiplicarán luego de los nuevos acuerdos comerciales firmados con Corea y China que garantizan un derecho de acceso a las empresas australianas en algunos casos mucho mayor que el que tiene los trabajadores y trabajadoras australianos.

De manera similar, los acuerdos de comercio transpacífico y transatlántico se forjaron sobre una matriz de mecanismos comerciales para eludir las normas laborales, la transparencia y el compromiso. Sin embargo, este fervor defensor de la desregulación y la eliminación de las protecciones de los trabajadores y trabajadoras no se ha compensado con medidas concertadas para limitar la gran avaricia corporativa y la evasión fiscal de las mayores compañías del mundo, como Chevron. El sistema financiero internacional, crónicamente incapaz de propiciar las inversiones necesarias para construir comunidades, en lugar de para enriquecer a las élites arraigadas, continúa defendiendo la especulación a corto plazo, apoyada en la evasión de auditorías y leyes. En muchos casos, la gobernanza corporativa permanece ciega a la creciente catástrofe medioambiental que deberá afrontar nuestro planeta en las generaciones venideras y prefiere, en demasiadas ocasiones, acumular riqueza mermando las normas y derechos del trabajo, en concreto el derecho a la negociación colectiva y a afiliarse a sindicatos sin interferencias y, como último recurso, el derecho a dejar de trabajar como medida de presión para lograr un acuerdo sobre estos estándares. Estos derechos inalienables están siendo hoy blanco de un feroz ataque. Gran parte de la riqueza disponible para las inversiones procede hoy de las negociaciones de los sindicatos por la independencia económica durante la jubilación y de los beneficios de los fondos de pensiones y jubilación de los miembros, un área objeto de actividad y compromiso constantes, con el objetivo de lograr un crecimiento e inversiones sostenibles a largo plazo, sobre todo de la infraestructura y la vida sustentable de las comunidades.

Según cálculos de Oxfam, las 85 personas más ricas del mundo acumulan la misma riqueza que la mitad de la población más pobre —aproximadamente 3500 millones de personas—. Esta es una consecuencia inevitable de la polarización del poder en las empresas y, subsiguientemente, en las comunidades trabajadoras del mundo. Es un escándalo injustificable e insostenible que debe ser contraatacado con el valor y la voluntad infatigables de recuperar nuestras instituciones financieras y políticas. El espectacular fracaso político y las malévolas distorsiones han exacerbado los ataques contra los derechos laborales a través de avenidas legales civiles y sindicales y la servil defensa de una forma de guerra de clases librada por algunas empresas contra su mano de obra, en concreto contra activistas y delegados de sindicatos.

Australia, como muchos de los países más ricos del mundo, tiene una población relativamente pequeña y debería haber sido gestionada políticamente basándose en la responsabilidad bipartidista en materia de empleo, derechos laborales, prestaciones sociales a la tercera edad, en caso de enfermedad, por desempleo y muchas otras características de esta sociedad funcional y con visión de futuro que ha logrado durante muchas generaciones la admiración del resto del mundo en tiempos de paz y de guerra. El motor de su desarrollo fue la equidad en la sociedad y la empresa y la promoción del empleo, la vivienda, la educación y la igualdad de oportunidades para todos y para todas. MUA se enorgullece de haber estado durante más de 140 años al frente de esta misión y, junto con la ITF y nuestra red mundial de organizaciones afiliadas y miembros, tenemos la intención de seguir al frente, independientemente del acoso político e industrial de las iniciativas políticas y acciones interesadas dirigidas por el gobierno y las empresas, sobre todo contra los trabajadores y trabajadoras marítimos y el transporte.

En estos tiempos de agitación política que muchas veces aboca en una violencia desgarradora e inexcusable, en terrorismo, y en que gran parte del mundo caiga bajo las garras de la miseria absoluta y bajo el martillo de la violencia sectaria y la guerra es imprescindible que todos y todas permanezcamos activos y enfrentemos con valentía el cinismo y el oportunismo políticos. Nuestro derecho al trabajo y nuestros derechos laborales definen nuestra sociedad y siempre han constituido el eje alrededor del cual se construyen la paz y la prosperidad para la mayoría, no sólo para unos pocos. Es la base del respeto personal y mutuo y de la transparencia en Australia e internacionalmente. La materialización de dichos valores y lo que significan para los hombres y mujeres trabajadores es el núcleo de nuestra renovación y optimismo, que debemos nutrir a través de nuestra voluntad política y de nuestras acciones, adoptadas como sindicalistas, como personas y como activistas de los derechos civiles.

De nuevo, en nombre de la ITF y de MUA, les deseo a todos y a todas que dediquen espacio y el tiempo a la reflexión necesaria para la renovación y la esperanza.

En unidad:
Paddy Crumlin

SECRETARIO NACIONAL, UNIÓN MARÍTIMA DE AUSTRALIA
PRESIDENTE, FEDERACIÓN INTERNACIONAL DE LOS TRABAJADORES DEL TRANSPORTE

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